Los Kusozu son pinturas de acuarela tradicional japonesa que ganaron popularidad entre los siglos XIII y XIX. Las pinturas representan imágenes gráficas de muerte y decadencia. Las obras de arte Kusozu se inspiran en las creencias budistas, y estas pinturas estaban destinadas para alentar a las personas a reflexionar sobre la naturaleza temporal del mundo físico.
La intención de estas obras no era crear miedo o tristeza, los artistas esperaban mediante ellas llamar la atención sobre la forma en que las cosas cambian con el tiempo; de esta manera, las personas lograban vivir plenamente de acuerdo con sus propios valores y tener una buena muerte cuando llegaba el momento.
Las acuarelas de Kusozu también son fantásticos primeros estudios sobre la decadencia y la tafonomía humanas, a lo que la serie titulada Kusozu: la muerte de una dama noble y la decadencia de su cuerpo debe su nombre. La serie de pinturas muestra el proceso de muerte de una dama, la cual se identifica como la poetisa del siglo IX, Ono no Komachi.
En cada uno de los Kusozu podemos apreciar una escena diferente que va mostrándonos cómo una mujer va muriendo dejando atrás todo lo que era para finalmente convertirse en parte de la naturaleza, y en su lugar poner una estructura conmemorativa con el nombre de la muerte budista escrito en sánscrito.
Además de contemplar la naturaleza fugaz de la vida, el Kusozu también fue importante como herramienta médica y científica. Poco se sabía sobre el cuerpo humano y el proceso de descomposición en el siglo XIX. Los artistas que observaron y registraron la descomposición del cuerpo hicieron un gran favor a la comunidad científica. De hecho, «Kusozu: La muerte de una dama noble y la decadencia de su cuerpo» todavía se exhibe en Forensics: The Anatomy of Crime en Londres.
Es así como el arte una vez más nos muestra que no sólo es un medio para apreciarlo y adorarlo, sino también para aprender,;en este caso el Kusozu nos recuerda que todos morimos, y que eso es inevitable, pero que al hacerlo nos vamos de este mundo para volver a formar parte de Él de una manera muy bella: en la naturaleza.
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