Leonardo da Vinci fue uno de los genios más grandes de la historia, es reconocido por igual por su magnífica, aunque escasa obra pictórica, como por sus estudios matemáticos, acústicos, botánicos, ópticos, geológicos y anatómicos.

La vida de un genio
Leonardo da Vinci nació el 14 de abril de 1452 en la que ahora es la región italiana de Vinci, actualmente cerca de la Toscana. Fue hijo ilegítimo de un notario llamado Piero Fruosino di Antonio da Vinci. Mientras que uno de los grandes misterios que rodean su vida es el origen de su madre Caterina. Existen dos grandes teorías acerca de ella, la primera dice que era una esclava oriental y la segunda establece que se trataba de una campesina huérfana de la región llamada Caterina di Meo Lippi.

En su adolescencia se convirtió en aprendiz del gran maestro Andrea del Verrocchio, el pintor, escultor y orfebre florentino. Verrocchio también fue maestro de Sandro Botticelli, Lorenzo di Credi, Pietro Perugino, entre otros.

A sus 22 años dejó el estudio de Verrocchio, y entró a la Compañía de San Lucas de Florencia. También, en esta época de su vida realizó un proyecto poco conocido junto a Sandro Botticelli: un restaurante. El proyecto fracasó, porque el concepto de los artistas estaba adelantado a su época y las personas de su época esperaban recibir una comida sustanciosa en lugar de porciones pequeñas que generaran experiencias culinarias.

Para 1486 se trasladó a Milán, y al poco de su llegada se puso al servicio de Ludovico Sforza, recomendado por Lorenzo de Medici. Da Vinci vivió en esta ciudad por casi 20 años y, entre otras cosas, creó una academia donde impartió sus conocimientos, se convirtió en organizador de espectáculos y diseñó varios dispositivos de guerra, muchos de los cuáles estaban diseñados para fracasar.

A partir de la ocupación francesa de Milán, Da Vinci se desplazó por varias ciudades como Mantova, Venecia, Florencia y Roma; en esta última formó parte de los artistas del Papa León X.
Finalmente, Leonardo Da Vinci se trasladó a Francia al servicio de Francisco I, donde murió tres años después, el 2 de mayo de 1519.
Legado de un genio
Existen más de siete mil páginas de sus cuadernos y apuntes que han servido para conocer la mente de este visionario. Su legado es extenso y no se limita exclusivamente al arte, óptica e ingeniera. Fue el inventor de la servilleta de mano, los engranajes, los planeadores, vehículos blindados, pionero en el conteo de anillos para conocer la edad de los árboles y en la anatomía.

Como artista, la producción de Leonardo da Vinci es escasa y muchas de sus obras quedaron inconclusas, ya sea porque comenzaba con otros proyectos o por la lentitud de su trabajo. Además, Da Vinci era muy crítico y perfeccionista con sus proyectos, otro factor que complicaba la finalización de éstos.

Se conservan aproximadamente 20 de sus pinturas, entre las más icónicas se encuentran La Dama del Armiño, La Última Cena y La Gioconda. Otras de sus pinturas son La Ginebra de Benci, Madona Benois, Virgen del Clavel, La Anunciación, La adoración de los Magos, Madona Litta, La Belle Ferronière, La Battalla de Anghiari. Por último, están las que se consideran perdidas como, Leda y el Cisne, y La Medusa
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