Una guacamaya, un beso y el sonido de una lluvia artificial mezclados con una reinterpretación dinámica de las vanguardias modernistas. Amaneceres de selvas venezolanas y puntos móviles; atardeceres de líneas y ciudades. Esto es Ecos, la exhibición de 24 piezas de la artista venezolana Magdalena Fernández.
El Museo Carrillo Gil, hogar de un acervo cultural de más de 2,000 piezas y sitio de experimentación para jóvenes artistas es la sede de esta muestra. Y es una sede viva, activa, que tendrá una pieza única, diseñada y creada especialmente para este espacio.
Ecos habla de un sonido que se repite, que reverbera, pero también habla, metafóricamente, de esa idea de buscar en esos referentes una imagen que se repite y que regresa al presente, que va de ida y de vuelta.»
Carlos Palacios, curador de la muestra.
Una imagen que cambia conforme a su receptor, que se renueva y enriquece cada vez que es escuchada. Una construcción visual basada en artistas como Pet Mondrian, Kasimir Malévich, Jesús Soto, Joaquín Torres-García, Lucio Fontana, entre otros.
Las técnicas utilizadas por Fernández son diversas: calcografía, stop motion, video digital, analógico, videoinstalación, pinturas móviles, esculturas de aluminio. Todas ellas llenan de movimiento y transformación la experiencia reverberante que crea la artista.
Hay como dos mundos, un poco mi formación académica, mi escuela de diseño gráfico y comunicación; un poco mi manera de ver el mundo, una mirada más enfocada a la naturaleza y a la contemplación”
Magdalena Fernández
Tres cuartos donde las paredes cobran vida; en uno, a través de la dicotomía de amanecer-atardecer y de naturaleza-urbanidad. El siguiente, está compuesto por cuadros azules que rinden homenaje a la obra de Hélio Oiticica, través de la posibilidad del movimiento.
Por último, el tercer cuarto muestra una alegoría de la lluvia, donde el sonido fue creado por manos humanas y no por la fuerza de la naturaleza.
En los laterales de la última habitación cuelgan calcografías cuyas estructuras vibran y su movimiento lleva a la luz.
Y una serie de videoapuntes termina con la muestra. Videapuntes que son ecos de artistas como Lucio Fontana, a quien reinterpreta con los sonidos de una ametralladora y con besos. De esta forma, involucra a la política en su obra, a través de una contraposición humana y sensible ante la violencia.
La muestra de Magdalena Fernández permanecerá en el Museo Carrillo Gil hasta el 23 de junio. Después, podrá disfrutarse en Puebla a partir del mes de julio.
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