El Ojo de México es la primera obra de arte público de Inteligencia Artificial (IA) en América Latina, ubicada en Neuchâtel Polanco, un complejo inmobiliario al poniente de la Ciudad de México.
La pieza fue realizada por OUCHHH, Estudio New Media radicado en Turquía. Recientemente su trabajo se exhibió en la inauguración del Museo del Futuro (MUFO).
El Estudio es pionero en crear pinturas y esculturas a través de la tecnología de datos y la IA. A través de su perspectiva futurista, sus proyectos generan un diálogo arquitectónico con el espacio físico y virtual.
OUCHHH utiliza los soportes y formatos de los nuevos medios provenientes de las tecnologías emergentes, para explorar diferentes posibilidades estéticas, donde la limitante es un frontera imaginaria.
Considerados como referentes del new art, debido a que el videoarte, la realidad virtual y el pixel art son el lenguaje estilístico y conceptual de sus obras.
El arte digital ha comenzando a posicionarse como un referente para alojar, converger y materializar la creatividad; de tal forma que la cercanía con la innovación se traduce en experiencia inmersiva.
Arte y tecnología: encuentros públicos
Es así, que nuestra Ciudad se convierte en la primera región de Latinoamérica en tener una pieza de arte público de IA; misma que resultó de la curaduría y producción de MASSIVart, una consultoría de arte con sede en Toronto, Montreal y México.
MASSIVart trabajó de la mano con la inmobiliaria MIRA, quienes desarrollaron el complejo Neuchâtel Polanco. Coordinaron una convocatoria global, donde artistas enviaron bocetos de esculturas de gran formato.
El Ojo de México contiene dentro de sus piezas datos nacionales sobre aspectos demográficos, urbanísticos y de movilidad.
El diseño de su estrcutura forma parte de sus procesos conceptuales, donde el círculo es una especie de portal que invita a caminar y trasladar a las ciudades al futuro.
Las luces y sonidos de la obra generarán encuentros comunitarios para apreciar una instalación que permite reflexionar sobre la cultura visual desde los discursos tecnológicos.
La instalación ahora será un punto de encuentro de residentes, transeúntes y visitantes; haciendo del arte el protagonista de los vínculos citadinos.