Ingeniero, arquitecto, paisajista y amante de la belleza, Luis Ramiro Barragán Morfín es reconocido por la armonía de la combinación de los estilos, colores, texturas y espacios, así como por el enriquecimiento de sus obras mediante el uso de la luz, de fuentes de agua y de jardines.
La creación de este arquitecto fue marcada por los ambientes rurales de su niñez y por dos viajes que realizó a Europa en su juventud. El primero de ellos lo acercó a las vanguardias de la época y le permitió enamorase de la serenidad y misterio de los jardines, mientras en el segundo lo acercó a la arquitectura mediterránea y árabe.
Me he dedicado a la arquitectura como un acto sublime de la imaginación poética. En mí se premia a todo aquél que persigue la poesía y la belleza.
La primera etapa de su obra puede situarse después de estos viajes y aproximadamente hasta 1940. Durante esta época, se dedicó a un ámbito completamente comercial. Remodeló casas de personajes destacados de Guadalajara, y construyó algunos edificios y pequeñas residencias en la actual Ciudad de México.
El primero de estos trabajos fue la “Casa Robles León”; en esta ya se puede apreciar algunos de los rasgos característicos de Barragán: el respeto por el entorno urbano, la combinación del paisajismo con elementos árabes y mediterráneos, además de su visón innovadora y modernista.
Las casas como jardines y los jardines como casas
En 1940, adquirió un terreno en la antigua Calzada de los Madereros, actual avenida Constituyentes. En este propiedad pudo trabajar libremente y desarrollar su obra maestra: «La Casa-Estudio de Luis Barragán»
Un jardín puede combinar lo poético y misterioso con una sensación de serenidad y alegría
Ese terreno en Tacubaya fue dividido en cuatro lotes. Barragán convirtió tres de ellos en magníficos jardines que se adaptaban al desnivel del terreno; mientras que, el último de los lotes, se dividió en la “Casa Ortega” en la que vivió el arquitecto hasta la construcción de la «Casa Luis Barragán».
Conmover con color y luz
El arquitecto era un hombre que enaltecía sus creaciones mediante el uso de la luz y de los colores. Admirador de los pintores surrealistas y de las construcciones franciscanas. Amante de la equitación y las fuentes de agua.
Barragán pensaba que el color servía para enriquecer y complementar la arquitectura; podía brindar un «toque de magia» o crear una experiencia única según su uso. Visitaba sus obras a diferentes horas del día para experimentar los matices de la luz e «imaginar los colores».
También, era un hombre que amaba la belleza, lo sublime. Consideraba que la arquitectura debía de conmover por su belleza. Y dejó piezas arquitectónicas como «La Casa Gilardi» o «La Fuente de los Amantes» que lo siguen logrando.
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